Una creencia budista dice que la libertad es una ilusión, siempre estamos sometidos al control de algo más, desde la sociedad hasta el clima. Siendo artistas,  muchas veces dependemos de los apoyos gubernamentales, de la academia, de las editoriales, etc.  Y todos los artistas, sin excepción, hemos sido rechazados por alguna de estas instituciones. Es tan normal que siempre se recomienda generar tolerancia a la frustración y seguir intentando porque tal vez en algún momento alguien te dará una oportunidad…

Alguien te dará una oportunidad. ¿Quiénes son esos alguienes*?

¿Y qué pasa cuando esos alguienes forman parte de un sistema corrupto? Un sistema donde unos cuántos se mantienen en las posiciones de poder y eligen según criterios poco objetivos. Cuando el sistema de elección está lleno de prejuicios, nepotismo, corrupción, machismo… 

Ante esas circunstancias una deja de ser muy zen o tolerante y comienza sentir una frustración incendiaria.

Cuando el sistema es corrupto, es momento de generar otros sistemas. Es momento de quitarle el control a esos alguienes cuya realidad está sesgada por sus creencias. El poder que nosotras les damos es el mismo que les permite abusar de nosotras. Y nosotras, inocentes y buena onda, decimos “no quiero incomodar”, “no podría ser igual de mala onda que ellos, sería caer en lo mismo”, “no me quiero meter en pedos”. Y entonces todo sigue igual…

No se trata de venganzas, se trata de equilibrar la balanza. Hay suficiente para todos ¿no?

Hablando con mi hermano, me contó sobre el Salon des refusés. Resulta que Manet vivió cosas parecidas (no por el machismo, pero sí por sus ideas) y tuvo su momento de frustración incendiaria. Los académicos de arte franceses pensaban que su estilo era simplemente horrendo y no permitirían que algo tan aborrecible se expusiera en el Salón de París. Así que Manet juntó a sus amigos rechazados y fue con Napoleón a quejarse. Napoleón decidió darles otro salón para que exhibieran todos los que fueron refusés.

Edouard Dantan, Un rincón del Salon, 1880

“Je peins ce que je vois, et non ce qu’il plaît aux autres de voir”.

Pinto lo que veo, no lo que otros quieren ver.

Édouard Manet

¿Y luego? Pues la mayoría de los del Salón de los Rechazados son los principales exponentes del Impresionismo y gracias a ellos surgieron nuevas y muy interesantes corrientes artísticas que el bonito público ha podido disfrutar en los museos más importantes del mundo. Obviamente eso no les ha de haber gustado a los académicos popof**.

Le Déjeuner sur l’Herbe (El almuerzo sobre la hierba), Manet 1863.

Así que ¿Quiénes son esos alguienes que deciden qué es lo que está bien o mal en las artes? Personas que se sienten con el derecho de controlar algo incontrolable.


Notas:

*Alguienes: Palabra inventada y que me gusta mucho porque suena a aliens.

**Popof: Témino utilizado por mi madre cuando se refiere a la gente que cree pertenecer una clase social e intelectual superior a la media y que me gusta mucho porque suena muy chistosa (la palabra).

Documental sobre el Salon des Refusés: https://www.youtube.com/watch?v=1P_Dfm0GGCc

Foto de portada de Dawid Małecki en Unsplash