De este lado del mundo somos alentados a ser competitivos. Se nos califica y ordena de mejor a peor. Se recompensa el desempeño en comparación con los demás. Y estos principios simples de juego y aprendizaje se reflejan en las actitudes laborales, sociales, políticas, etc.
Constantemente nos comparamos y queremos ser los mejores. Pero no solo eso, queremos los espacios solo para nosotros. Ser los primeros, los únicos y especiales. “Eres especial, no lo olvides”. Pero eso es una gran gran mentira.
Grandes filosofías como el budismo y el estoicismo nos enseñan que no existe el otro, por lo tanto no existe la competencia. El otro soy yo, todos estamos conectados. Marco Aurelio, por ejemplo, decía que la naturaleza de todo ser humano es el interés del bien común. Y todo esto puede sonar muy hippie y alejado de nuestra realidad pero es más real de lo que crees.
Gracias a los descubrimientos de la ciencia como el Bosón de Higgs, sabemos que en efecto todo esta conectado. Lo que hace uno afecta al otro. En pocas palabras, si le va bien a alguien, nos va bien a todos. Es por eso que la idea de competencia me parece contraproducente al crecimiento personal. De nada sirve limitar el conocimiento para que no me lo quiten, o guardarse las oportunidades para que sea más fácil ganarlas. Al menos en el medio del arte, si no hay un gremio, si no hay una oferta variada, el mercado se aburre y desaparece. ¿Cuántas veces se puede comprar el mismo libro, el mismo cuadro? Cuando hay una comunidad en desarrollo hay innovación, colaboración y apoyo. No hay solo un lugar para ser el artista, el programa, el autor… Hay espacio para todos.
Así que dejemos de ser ma**nes y compartamos. Nos conviene (Sobretodo dejen salir antes de entrar… O sea… en serio).
Notas:
Video sobre el Bosón de Higgs: https://www.youtube.com/watch?v=IElHgJG5Fe4
** mo
Foto de portada de Bruno Aguirre en Unsplash