Tipografías, tipografías, oh las tipografías. No se puede vivir sin ellas, pero no se puede casarse con ninguna. Las apreciamos, las criticamos, las usamos y luego les decimos viejas y pasamos a la siguiente. Aunque siempre hay una que está en nuestro corazón a la cual volvemos en caso de duda. (Sigo hablando de tipografías, no sé ustedes).

¿Quién diría que hace algunas décadas un joven Steve Jobs estaría aprendiendo caligrafía en una clase extra en Stanford y que eso nos llevaría a tener todas las tipografías inimaginables en nuestras computadoras? Si no fuera porque ese personaje se enamoró de las tipografías, no tendríamos ahora memes de Comic Sans. El joven Jobs las integró en los primeros ordenadores de Apple y luego Microsoft le robó la idea… Digo se inspiró para hacer lo mismo.

Y podría hablar de la historia de las tipografías y hacer un ensayo al respecto (tal vez lo haga) pero por ahora solo haré una reflexión acerca de Google Fonts (como dice el título). Y es que hay muchas cosas que me asombran de vivir en el futuro, como tener miles de fuentes al alcance de mis clicks y ¡gratis!  Sobre todo porque hasta hace unos siglos solo había ciertas tipografías para impresión y ahora tenemos tipografías insulsas para darle caché a tu tarea de secundaria.

Y bueno ya, al grano. ¿Usar Google Fonts o comprar fuentes? ¿O hacerlas? Mis conclusiones hasta ahora es que a pesar de que Google es cosa del diablo, en este caso les aplaudo que se pusieron a hacer toda una librería de fuentes clasificadas, con versiones para web que puedes jalar desde su servidor para usarla en tu sitio. Además de tener un visualizador para probarte la letra que quieras, sea con serifa, sin serifa, monospace (no es un mono del espacio), display o handwriting. Y si eso fuera poco, son libres de uso, puedes hacer tu tarea con ellas o un empaque para vender tus galletas y nadie te demandará. Solo no puedes venderlas, pero bueno, eso ya sería muy cul$%ro.

Y sí, todo muy bien, entonces ¿por qué no usarlas? Yo digo que sí usarlas porque es una herramienta increíble pero no para todo. ¿Cuándo sí y cuando no?

Sí:

Foto por Markus Spiske en Unsplash
  • Para tu página web. Ya sea que la descargues y la subas a tu servidor, utilices el enlace que te da Google para integrar la fuente o usar algún plug-in para elegir la fuente que quieras. No imagino por ahora otra forma tan práctica de usar una fuente chida en tu sitio.
  • Para documentos sencillos. A veces me meto a Google Fonts y descargo fuentes que me gustan para luego tenerlas en mi computadora y usarlas en mis documentos internos.
  • Para proyectos pequeños. A veces un cliente tiene que hacer un flyer o una presentación y no tiene presupuesto para comprar una fuente, pero no quiere usar una predeterminada de su computadora. Así que usar estas fuentes libres de derechos es una buena opción.

No:

  • Identidad corporativa de una gran empresa o gobierno. Recientemente descubrí que el Gobierno de México está usando entre sus tipografías la linda “Monserrat”, que alguna vez (2015) utilicé para una página web. Entiendo que estamos en momentos de austeridad pero ¿neta? Las fuentes hechas por diseñadores tampoco son taaaaan caras. Puedes comprar una fuente menos común de algún lugar como DaFont y pagarle a un diseñador en peligro de extinción. Lo ideal para ese tipo de casos sería pagar por diseñar una familia de fuentes solo para esa identidad gráfica.

  • Cuando publicas un libro. Si es una publicación independiente, cuyo autor no tiene ni para comer, esto no aplica. Lo digo por las editoriales. Cada editorial debe tener la tipografía de “la casa”. Se le paga a un diseñador para que haga una o varias tipografías que se usarán en todos los libros. Es una buena inversión porque al final se usa la misma fuente para muchas publicaciones.

  • Logotipos. Es un insulto a los dioses del diseño y ni abundaré en esto porque nada más me enojo. Solo advierto que si usas una fuente de Google Fonts para tu logotipo es probable que vayas al infierno del diseño.

Todas las otras posibilidades de uso las considero áreas grises. Así que por ahora lo dejaré así, a menos de que en lo comentarios me llenen de odio. Su odio será considerado. Pero bueno, ya saben, a veces el diablo está de nuestro lado.