Maldita sea qué difícil es colaborar. Al menos para mí que soy la ñoña que siempre hacía la tarea mientras que los demás de la clase me pedían que no dijera que había tarea. Me pido mucho a mi misma y obviamente también a los demás…
Qué difícil es colaborar, pero qué importante es. Una no puede hacer todo, no puede ser juez y parte. Necesitamos de otras personas para poder hacer grandes proyectos. Para salir de nuestras cabezas y get over ourselves (perdonen mi pochismo… O no).
Siempre intento colaborar, y a veces funciona. Es todo un proceso encontrar a las personas correctas. Tiene que haber mucha confianza y tolerancia. Pero no una tolerancia de “todo está bien, hagamos como que no pasa nada”. Más bien una tolerancia de afrontar el conflicto, salir raspado y seguir trabajando.
Qué difícil es colaborar, pero como aprende una de esas experiencias. Si te quedas en tu cueva con tus ideas ¿de qué sirven? Hay que sacarlo todo, equivocarse y crecer.
En este momento intento colaborar en diferentes proyectos, con perfiles creativos diversos. Y qué difícil, pero vale la pena ¿no?
Dejo un manifiesto de un grupo creativo llamado Good Fucking Design Advice, que se volverá mi nuevo moto creativo. Igual les sirve, igual y no. Está en inglés. Déjenme.